jueves, 22 de marzo de 2007

A diez años de Mcondo


"Antes de que yo fuera un parricida y "odiara" a García Márquez, yo quise ser cómo él"

Alberto Fuguet, “apuntes autistas”2006


El director de cine y escritor chileno Alberto Fuguet en su libro-ensayo "crónicas autistas" se considera un fan de la no-ficción (recurso literario de moda) y dice que un autor debe ser realmente bueno para mentir y hacer que esa fantasía se transforme en ficción atractiva y sobretodo creíble. Ergo, admite su antigua admiración por el premio Nobel Gabriel García Márquez, quien por estos días celebra los 40 años de su obra cumbre “Cien años de soledad”. Pero esa afinidad está convenida, pues lo que realmente disfrutó son sus crónicas periodísticas lejanas al realismo mágico. Fuguet representa a una generación que quería escribir sobre la realidad y demostrar al mundo, que a pesar del monopolio mágico de la literatura latinoamericana, no todos nuestros personajes vuelan, tienen hijos suficientes para formar un ejército o ven crecer apéndices animales en sus cuerpos. Una generación que vivía bajo el influjo de la cultura pop norteamericana; hecho que se reflejaba en la música y el cine que marcaba tendencias .Los nuevos escritores “post-todo” usaban procesadores de texto (increíblemente García Márquez es adicto a Apple), disfrutaban de la incipiente red, muchos no eran supersticiosos y la urbe era su escenario.

Fue hace 10 años que en un país que celebra más de cien años de soledad, entre el Pacífico y Los Andes; Fuguet junto con el autor chileno Sergio Gómez vivió la odisea de iniciar una antología de cuentos de jóvenes escritores latinoamericanos que cumplieran la consigna "sin realismo mágico". La génesis de “McOndo” responde a una historia real, narrada en su prólogo. Donde aparecen editores estadounidenses que prometen a tres jóvenes escritores latinoamericanos publicar sus narraciones en inglés, ante lo que los ilusionados literatos responden al final del semestre con sus pulidas historias .Estas, son sucintamente desechadas por "carecer de realismo mágico" y que "bien pudieron ser escritos en cualquier país del Primer Mundo".

Teniendo como referencia la antología adolescente de la Zona de Contacto “Cuentos con Walkman", Fuguet y Gómez viajaron a varios países latinoamericanos buscando los autores necesarios. Y esa exploración no está libre de anécdotas como la visita a algunos editores, que defendían la tesis que en sus países había " sólo poetas" y que el autor más joven era un “chico” de 48 años. Otro inconveniente fue la engorrosa burocracia, pero al final se logró reunir a un grupo entre los que destacan Jaime Bayly, Edmundo Paz Soldán, Rodrigo Fresán y Juan Forn.

Como título de la antología, Fuguet eligió "McOndo", por ser un término ambiguo que hace referencia al pueblo de "Cien años de soledad" y a la cultura global asociada a la comida chatarra y computadores.

El libro tuvo un frío recibimiento por parte de la crítica, siendo desacreditado por un supuesto "servilismo yanqui". Se desaprobó la selección de narradores por ser “oligarcas poco representativos de la masa” (la literatura no se compra en ferias artesanales) y como dice Edmundo Paz Soldán. "Las tradiciones, ya lo sabemos, se pueden tornar agobiantes cuando se las vive como obligaciones”. También se les acusó de ser “poco potentes” (lo que eliminaba una actitud políticamente correcta).La falta de mujeres en la obra levantó una sospecha de misoginia (los antologadores se defienden afirmando que no fue ex-profeso, y que una inclusión femenina habría sido forzada).

Sin concebir “McOndo” como un antes y después definitivo, hay que reconocer el intento de desmarcarse de una tendencia tan ajena a la cosmovisión de un joven del presente. Es peligroso condicionar al arte; ya sea para cumplir con el político de turno o el canon. Y sobre todo no dejar fluir al individuo-creador. Por eso Fuguet y Gómez creen que es necesario cambiar la pregunta del leit motiv creativo, de un integrista ¿Quiénes somos? , al real y desinteresado ¿Quién soy?

Ellos enfatizan que “McOndo” no es un manifiesto dogmático, ni el intento de acabar con la identidad. Nuestra cultura es un híbrido entre lo folclórico y la inevitable globalización. Donde un cineasta como Nicolás López filma superhéroes de comics, donde Roberto Bolaño recorría eternas librerías y por supuesto donde siempre ha existido buena literatura.

“McOndo” es la valentía para responder a un movimiento cuasi sagrado para la mayoría. Es quitarse caretas y no seguir contando un chiste eterno para caer bien a nuestros vecinos y así poder entrar en sus casas.

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